En el corazón de China, una metrópolis de 32 millones de habitantes está redefiniendo los límites de la planificación urbana. La ciudad de Chongqing sorprende al mundo con sus innovadoras soluciones arquitectónicas, adaptadas a una geografía montañosa entre dos ríos.
Esta megaciudad, comparable en tamaño territorial a Austria, destaca por sus extraordinarias construcciones verticales. Entre sus características más llamativas se encuentra un tren que atraviesa un edificio residencial de 19 pisos, plazas públicas ubicadas a 22 plantas de altura, y una intrincada red de ascensores y pasarelas que conectan diferentes niveles de la ciudad.
La necesidad de espacio ha impulsado soluciones creativas únicas. Los residentes conviven con rascacielos horizontales suspendidos a 250 metros de altura, centros comerciales futuristas y estaciones de metro que parecen búnkeres subterráneos. Todo esto forma parte de un laberinto tridimensional que desafía la gravedad y la imaginación.
La transformación de Chongqing comenzó tras la construcción de la Presa de las Tres Gargantas, el proyecto hidroeléctrico más grande del mundo. Esta obra faraónica, que costó decenas de miles de millones de euros, marcó el inicio de una nueva era para la ciudad.
A pesar de su modernidad vertiginosa, la ciudad mantiene espacios tradicionales como el complejo Hongya Cave, un conjunto de edificios sobre pilares que rinde homenaje a la arquitectura histórica local, donde los visitantes pueden degustar la famosa salsa málà, conocida por su intenso picante.